miércoles, 27 de enero de 2010

350 Pies de Misterio


 Buceada de verano en las aguas Caribeñas de la isla de St.Thomas
Licencia: Open Water Diver.  Sábado 28 de julio 8:30AM 
 Relato de No-Ficción 

El ayudante del capitán de la embarcación "Day Off" completa el llamado de sus tripulantes y se apresta subir el ancla. Minutos más tarde desembarcamos fuera del exótico muelle que provee el hotel "El Conquistador", Marina Lanais, en el pueblo de Fajardo. La embarcación de cuarenta y seis pies de eslora y sus más de quince tripulantes se despiden de la isla de Puerto Rico, rugen sus dos motores diesel, comienzan los sentimientos y las emociones.


Formamos parte del grupo de la escuela Blue Dolphin Scuba. Aventura liderada por nuestro instructor de buceo Jhony. Además nos acompañaba otra embarcación similar a "Day Off" y  escuelas más de buceo como Scuba Dogs y Extreme Divers. Y todos seguíamos el mismo fin, que para algunos, era hasta uno espiritual: Disfrutar de dos buceadas en las aguas cristalinas y templadas que sólo puede proveer el majestuoso Mar Caribe.


La primera locación lo era un buque naufragado a noventa pies de profundidad y a una distancia de dos millas de la costa, próximo a las llamadas "Porpoice Rocks" al sur de la isla de St.Thomas. La segunda lo era una formación de arrecife, lleno de vida marina y formaciones de cuevas de coral, a unos cuarenta y cinco pies de profundidad.



Muchos de los tripulantes compartían sus experiencias a bordo de la embarcación, socializaban con el propósito de afinar más sus planes de inmersión, colectaban datos para prolongar sus buceadas y maximizar su disfrute. Para muchos sus anécdotas eran mas que un modo de componerse para el descenso, eran momentos de sentimientos profundos, eran miradas llenas de satisfacción que se aferraban sus trajes de buceo, a sus mascaras a sus aletas y en ocasiones terminaban cavilando sobre las ondas del mar, miradas que se terminaban declarando a si mismas con un suspiro de éxtasis.



Comenzare por contarles sobre la primera locación, la del carguero de gasolina naufragado "WIT Concrete", que tal y como cuentan no pudo sobrepasar la embestida del poderoso huracán Marilyn para el año 1995. Una inmersión que duro aproximadamente más de media hora.

Comencé a descender por la soga del ancla que mantenía en posición a nuestra embarcación designada "Day Off".




Luego de ecualizar y revisar mi profundidad, utilizando la relojería que provee mi consola de manómetros, comencé a realizar lo impresionante que iba ser esta buceada. Cuando arribé a los treinta pies de profundidad aproximados, me percaté del trasfondo que me esperaba, era un color que le llamaré azul poderoso, se apoderaba de todos los colores que existieran en ese espacio, se comenzaba a revelar poco a poco la impresionante embarcación de trescientos cincuenta pies de eslora. Descendí un poco mas profundo aun sujetándome de la soga del ancla, pensé por un instante la importancia de tener guantes de goma para este tipo de descenso,…se revelaban más detalles mientras seguía descendiendo.


La visibilidad para el disfrute en esta locación solo era posible si se lograba descender bajo los cincuenta pies de profundidad. Añadido a eso… una leve corriente submarina que cargaba partículas de sedimento y claro, la estructura de trescientos cincuenta pies de largo que desde mi perspectiva reposaba en el abismo, en el fondo del océano. Tenemos aquí una escena que para mi lucia "misteriosa", me sentía como si lograra pasar por un mundo inexplorado; y esta experiencia fue muy intensa, y me agrado mucho.

Cuando logré descender bajo los cuarenta pies, me sujeté fuertemente de la soga y esperé que pasara un poco de la corriente submarina que debes en cuando apretaba su fuerza, de seguido mire hacia abajo en la dirección de mis aletas, fue entonces en este momento que comenzaron a revelarse poco a poco algunos de mis compañeros de buceada, flotaban casi al ritmo de una danza sobre la plataforma oxidada del buque naufragado. Las burbujas que emergían de sus espaldas parecían hileras de pequeños diamantes que lograban escaparse hasta llegar a la superficie. Y comencé a visualizar más vida marina. Lo logré, me dije a mi mismo…me sentí mas calmado, encontré vida.

Después de componerme al ecualizar a unos cuarenta y cinco pies de profundidad, logre soltarme de la soga del ancla y comencé a desplazarme sobre la embarcación hundida. Fue una experiencia impresionante, una sensación de descubrimiento, era una estructura abandonada por el tiempo y rescatada por la vida marina. Algo completamente distinto a bucear sobre un arrecife de coral.

Mas de trescientos cincuenta pies de eslora son mas que el equivalente a un campo de fútbol, y claro, estando flotando sobre la popa (parte trasera) del buque naufragado no era posible divisar tan siquiera la mitad del barco y mucho menos la proa (parte delantera) que se perdía en la oscuridad del abismo, un espacio tentador, invitante que llamaba los sentidos, pero que no sentí propicio explorar.

Aleteando sutilmente me desplacé a una pequeña casucha de metal que se prestaba posiblemente como almacenaje, o quizás, era el primer piso justo abajo del centro de mando del buque.



Atravesé una puerta que me conducía a un salón oscuro con su estructura al final abierta al océano azul, dentro de la estructura me esperaban dos "Júreles" o peces plateados del tamaño de dos guantes de béisbol cada uno, y que asumo yo… esperaban mi visita, me sentía como un cadete y los dos capitanes, flotaban estáticos,… observaban mi desplazamiento.

Me alejé del salón aleteando lentamente con mis manos entrelazadas sobre mi cintura, desplazándome casi en cámara lenta y saliendo a la parte posterior del naufragio. Así logre observar la altura del buque desde sus aspas de propulsión hasta su plataforma, quizás era de unos treinta y cinco o cuarenta pies de alto. Me desplace más a su costado, separándome como a unos diez pies de su estructura, y reflexioné un poco más acerca de su tamaño y acerca de la vida marina que vivía sobre ella.

Luego de esta experiencia comencé a unirme con el grupo, y emergimos juntos casi todos, ecualizando los cinco minutos requeridos a una profundidad de quince pies. Sujetábamos la soga del ancla y nos batallábamos con la sutil corriente.
Dimos por terminada con éxito esta inmersión, todos a salvo y sin ninguna lesión, ¡Para mi fue excelente ¡

Nuestra segunda locación para inmersión quedaba casi a una milla al sur de las costas de St. Thomas, a diferencia del buque naufragado que yacía más o menos a dos millas.

Mi compañera de buceo logró bajar en esta locación, y estuvimos de acuerdo en proclamar este sitio como un "Paraíso cristalino de colores y vida marina".




La locación consistía de un arrecife en forma de pico que tenía una base de aproximadamente unos ciento cincuenta pies, y una altura de al menos unos cuarenta y cinco pies, su parte mas alta sobresalía del mar formando así un pequeño oleaje de apenas un pie de altura. En una ocasión crucé por dentro de un arco de arrecife que se formaba justo a mi frente, mi compañera de buceo me espero al otro lado del arco, extasiada me señalaba un remolino de peces de colores que se tambaleaba a velocidad constante y que daba una impresión de energía y de vida multicolor, muy impresionante. Estuvimos disfrutando alrededor de veinticinco o treinta minutos en esta buceada.

Que modo recreativo más gratificante, finalmente empacamos todo nuestro equipo sin ningún contratiempo y sin ninguno de los pasajeros lesionado. Otra inmersión exitosa sin accidentes mayores.

  
La embarcación emprendió su rumbo en dirección a la isla de St. Thomas, donde pudimos disfrutar de deliciosos sándwiches de pollo asados a la braza en el restaurante "Green House", localizado justo frente al muelle. Luego descansamos por unos minutos, fue hay donde aproveche para llenar datos en mi bitácora de buceo. Hay dimos por sellada y terminada nuestra aventura submarina del día.

Mas adentrada la tarde la embarcación se desplazaba frente a la puesta del sol, los tripulantes disfrutaban de la travesía a favor del viento y mucho más cómoda a favor del oleaje. Por mi parte yo compartía experiencias con mi compañera de buceo, en ocasiones disfrutaba de música utilizando mi equipo compacto, mientras observaba las estrellas y la bioluminiscencia que se desprendía del costado de "Day Off.



Por el lado de la exploración submarina, tengo que reconocer como principiante lo importante que es la logística que involucra el tener todo el equipo necesario para una inmersión como la que pude participar. De esta experiencia aprendí la importancia de verificar que todo mi equipo de de reconocimiento en la superficie o debajo del agua este completo. Sobre todo, practicar la ventilación del aire en expansión en mi chaleco de flotabilidad, de manera que no me tome por sorpresa un ascenso repentino a la superficie.

Para ser mí octavo y noveno descenso, me fue bastante bien y puedo mejorar mucho más para las próximas expediciones. El buceo es muy bonito, y al igual que se puede disfrutar con otras personas en otros deportes recreativos, los isleños y el mundo submarino serán siempre tus compañeros del día, consérvalos.


Fotografía submarina cortesia de: Ocean Sports Divers/facebook.
Mi escuela de Buceo: Blue Dolphin Scuba / facebook.

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