sábado, 21 de enero de 2012

"Cogelo lo como tú quieras"

Cuento corto
   Mientras Pérez pensaba como bajar guayabas del árbol que quedaba junto al camino, un vecino de la colina lo abordo con improperios.

   ―Oiga Pérez, quisiera recoger de esas guayabas, pero te veo tan pensativo que me pregunto si el árbol es de algún otro vecino.
   ―No, no lo es ahora mismo, no es de nadie crece silvestre en esta carretera ―le contesto sacudiéndose el frio de la tarde que sopla en estas alturas de la montaña.

   Luego de conversar y planear el método para recoger las guayabas que se pudieran, un carretero bajaba con su hija sentada a su lado. Sacudía las bridas y encaminaba la yegua.

   ―Hooo ―le decía ala yegua.

   Justo al pasar, Pérez se percato de que una rueda se podía salir a causa de la mala montura de su madero de seguridad. Y lo siguió un poco adelante para decirle.

   ―Guzmán, sé que no me habla tanto pero su rueda se nota maltrecha y pudiera salirse, aquí tengo un tronco con el que puedo propinarle unos azotes a ver si encaja el madero.

   Y Guzmán accedió. Entonces al poco tiempo, cuando se retiro la carreta, lo abordo el hombre que buscaba compartir la recolección de guayabas.

   ―Oiga Pérez, pero ese era Guzmán el que ajusta las fincas, que nunca te llama para comprarte si quiera un poco de gandules. Y ahora porque lo ayudas si de nada te ha beneficiado.

   ―Bueno Celso es que Guzmán manejaba con estrepito esa carreta y su hija hubiera salido herida si cayeran a la carretera. Pero, lo que debes entender es que más abajo esta mi casa, la que estoy terminando. Y si se esboca la yegua pa’ casa, se me quedan las nenas sin ánimo en la navida y Guzmán y su hija saldrían heridos. Mira, y yo sabía arréglala…

   ―Ah, maldita guinea, al diablo con tus ayudas. Mira mejor dime si me trepo al palo o le meto pedras aquel bejuco lleno de fruta. Dime que hago…

   Y le contesto Pérez.

    ―El bejuco, cógelo como tú quieras…yo me voy.

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