Cuento corto religioso
Les contaron de un hombre al que perseguían porque Jehová le permitió resplandecer en obras grandes, y les dijeron que llegaron tarde al lugar y, que lo vieron, al hombre saliendo de un cuarto oscuro, y los persecutores le decían.
—A ver, ahora saliste de ahí con una ramera verdad, cuéntanos todo en cuanto puedas, donde esta ella, queremos verle para registrarla…
El hombre que estaba tan lleno de luz en su interior, no temió y tranquilo espero a que le dejaran explicar lo que era debido saber de su vida, y no les dijo por lo que estuvo orando.
—Y como es que estas tan tranquilo dentro de la oscuridad y no muestras síntomas de miedo al vernos —le decían los leprados— Estabas de seguro con una mujer ahí dentro, y nosotros legalmente tenemos derecho a verlos desnudos para saborearnos de esas imágenes de lujuria, para verla en desnudo y divagar.
Y les contesto a los jefes de sociedad.
—Es que su intención informática, está ligada a su conciencia animal (pervertidos), que está atrapada dentro de su ego (el odio por no lograr obras, por tener luz, por la envidia). Sus almas están atrapadas ahora en un sufrimiento porque no saben lo que habito dentro de mí en esa oscuridad. Y en cualquier otro momento intentaran trasmitirnos su contagio para su beneficio. Sea viendo o no viendo lo que persiguen…
Luego de eso los hombres desnudos decidieron ponerse los trapos que llevaban y regresaron cabizbajos a sus diversas unidades de trabajo, luego así regresando donde su s respectivas esposas y esposos, aceptando su perversión y de esa manera llegando el primer rayo de luz a sus almas.
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